lunes, 30 de abril de 2012

Motivaciones para el blog


Hay algo que me llamó la atención y quiero “compartir” con ustedes (al final de la lectura se entenderá el encomillado de la palabra compartir)

Leyendo sobre las motivaciones para tener un blog me detuve en el gráfico que sistematiza las respuestas y con gran sorpresa vi que la respuesta más votada se refería a la posibilidad que te brinda el blog para compartir conocimiento  y la menos votada era utilizar el blog como un desahogo o para estar  a la última con Internet.

Volví a mirar el gráfico ya que mi sentido común o tal vez el ejercicio de mi profesión ( donde la gente acude justamente para desahogarse!) me hacía pensar las cosas en el sentido inverso, primero la catarsis y por último el compartir. Sorprendida entonces por la primera motivación que nos lleva a crear un blog, me puse  analizar  ( permítanme otra deformación profesional, “Nada es tan simple como parece”) en el sentido del concepto compartir. Realmente nos gusta compartir? Cuánto compartimos en nuestra vida diaria?  Compartimos una silla que nos sobra en un restauran, cuando vemos que alguien está buscando mesa, compartimos un paraguas cuando llueve, nos achicamos en el asiento del subte para que alguien más pueda sentarse, comparten los chicos sus meriendas en la escuela o cada uno lleva su paquete de galletitas, compartimos el auto entre varios o como vemos por las mañana cada uno viene cómodo en su auto por la autopista….

Por qué entonces quisiéramos compartir información? No será tal vez que ese compartir sea más un mostrar lo que uno es, sabe, tiene, logró, descubrió, viajó……

Será mas bien, una característica de  esta época, el exhibirnos frente al otro para mostrarle lo que somos, un fin individualista,  que nada tiene que ver con el compartir?

Entonces, ahora con todo esto, vuelvo a mirar el gráfico e intento hacer una relectura, por supuesto muy personal, y me pregunto si no será la última respuesta, el desahogarse la primera, con un fin netamente individual, y la primera, la idea de compartir con otro, la última.

Dejo abierta esta inquietud para todo aquel que quiera “compartir” conmigo sus pensamientos!

Saludos,

Cecilia  


domingo, 22 de abril de 2012




Leyendo sobre la web2.0 comencé a entender , de forma más ordenada y razonada, aquello de lo cual hago uso en mi vida cotidiana pero que solo a partir de esta nueva lectura que el curso me proporcionó, me detuve a pensar: el ecosistema digital, la inteligencia colectiva y las múltiples modalidades de comunicación.

¿Cómo accedo a a la información? ¿Cuál es el uso que le doy a Internet?¿qué lugar ocupa en mi educación? Pensé que básicamente el uso que le doy se divide en tres ejes: Diversión (música, pelis etc.) Comunicación (mails, chat, twiter etc.) información (material de trabajo, lecturas de estudios etc.)

Más allá  de esta división lo que pensé es que  desde una receta de cocina que se la pedíamos a la abuela, hasta el libro más específico que pedíamos a alguien que viajaba que nos lo traiga, hasta tratar de hablar con alguien para contarle algo, todo eso se democratizó, y hoy es posible conseguirlo a través de la Web. Nos convertimos también en hacedores de nuestro propio conocimiento, todos somos autores, lectores, cineastas y escritores, tenemos un saber colectivo. Esto, definitivamente implica un gran cambio social y bienvenido sea.

Pero, disculpen la deformación profesional, pero como soy psicoanalista, no pude dejar de pensar o mejor dicho asociar con  mi trabajo, con la problemática que diariamente traen los pacientes a mi consultorio y me pregunté (tal vez una pregunta demasiada extensa para responder de una sola vez!)  Cómo influye  la tecnología en la vida actual y si tiene o no algún tipo de ingerencia en lo emocional? Y me vino a la mente el relato de una paciente joven que concurre a terapia una vez por semana y que en la última sesión estaba bastante angustiada por su actual situación sentimental.  Mientras me contaba lo que le había pasado en la semana, en su relato aparecieron varias situaciones que harían pensar en la facilidad con que esta época nos ofrece herramientas de comunicación para, valga la redundancia, estar más comunicados.

Comparto algo del relato con ustedes: Mi paciente se encontró, a altas hora de la madrugada, mientras navegaba por Internet (posibilidad que nos brinda la tecnología de “salir” a cualquier hora) en el MSN con un chico, nuevo amigo, que conoció por Facebook amigo de un amigo, de los miles que tiene como amigos…le dio su pin, y al otro día leyó lo que publicó en su Twitter sobre ella, y se alegró… cuando llega al trabajo se conecta y ve que él está también conectado y le escribe un mail para pedirle algo como excusa para “hablar” y él,  tardó un día en responderle. Situación que la llevó a mandarle un mensajito de texto para saber “qué onda?”…y él le mandó un link de un video en youtube que dijo hacerle recordar a ella. El video se presentó a tantas interpretaciones que ella quedó medio confundida y colgó en su muro otro video en respuesta al del él.

Y así siguieron los días con interminables contactos virtuales, pero ella concurre a su sesión y dice, “No entiendo qué le pasa conmigo, me desconcierta, no sé qué es lo que quiere” a lo que yo le respondo, simplemente “ Lo llamaste? “

Tal vez, una paradoja de nuestro tiempo y a su vez un gran desafío.

Traslado esta situación a mi labor como docente y me pregunto, cómo utilizar estas nuevas herramientas para potenciar el pensamiento y construir nuevos conocimientos.

Comparto con ustedes esta inquietud para seguir pensando.