Hay algo
que me llamó la atención y quiero “compartir” con ustedes (al final de la
lectura se entenderá el encomillado de la palabra compartir)
Leyendo
sobre las motivaciones para tener un blog me detuve en el gráfico que
sistematiza las respuestas y con gran sorpresa vi que la respuesta más votada
se refería a la posibilidad que te brinda el blog para compartir conocimiento y la
menos votada era utilizar el blog como un desahogo
o para estar a la última con Internet.
Volví a
mirar el gráfico ya que mi sentido común o tal vez el ejercicio de mi profesión
( donde la gente acude justamente para desahogarse!) me hacía pensar las cosas
en el sentido inverso, primero la catarsis y por último el compartir.
Sorprendida entonces por la primera motivación que nos lleva a crear un blog,
me puse analizar ( permítanme otra deformación profesional,
“Nada es tan simple como parece”) en el sentido del concepto compartir. Realmente nos gusta
compartir? Cuánto compartimos en nuestra vida diaria? Compartimos una silla que nos sobra en un restauran,
cuando vemos que alguien está buscando mesa, compartimos un paraguas cuando
llueve, nos achicamos en el asiento del subte para que alguien más pueda
sentarse, comparten los chicos sus meriendas en la escuela o cada uno lleva su paquete
de galletitas, compartimos el auto entre varios o como vemos por las mañana
cada uno viene cómodo en su auto por la autopista….
Por qué
entonces quisiéramos compartir información? No será tal vez que ese compartir
sea más un mostrar lo que uno es, sabe, tiene, logró, descubrió, viajó……
Será mas
bien, una característica de esta época,
el exhibirnos frente al otro para mostrarle lo que somos, un fin
individualista, que nada tiene que ver
con el compartir?
Entonces,
ahora con todo esto, vuelvo a mirar el gráfico e intento hacer una relectura,
por supuesto muy personal, y me pregunto si no será la última respuesta, el desahogarse la primera, con un fin
netamente individual, y la primera, la idea de compartir con otro, la última.
Dejo
abierta esta inquietud para todo aquel que quiera “compartir” conmigo sus
pensamientos!
Saludos,
Cecilia